sábado, 4 de junio de 2011
Camaleones de la política
Con catorce años empecé a escuchar la palabra democracia de la boca de un profesor de historia que a finales de la dictadura de Franco se atrevía a leernos la declaración de Derechos Humanos y de como se violaban en España.
Recuerdo con que ilusión defendía en 1976, casi sin edad de comprender lo que hacía, el Referéndum para la Reforma Política.
Recuerdo la tristeza y desilusión de la noche de Junio de 1977, cuando en las elecciones a Cortes Constituyentes el PSOE de Felipe Gonzalez se quedo a solo un millón de votos por detrás de la UCD de Adolfo Suarez o la de marzo del 1979.
Recuerdo la tristeza del 28 de Febrero de 1980, cuando se perdió el referéndum para ratificar la iniciativa autonómica de Andalucía por la vía del artículo 151 de la Constitución.
Los socialista a los que nos tocó vivir aquellos momentos nos hemos ido curtiendo en las derrotas. Nunca los tiempos han sido fáciles.
Pero también recuerdo las alegrías de las victorias socialistas, sobre todo la primera mayoría absoluta de Felipe Gonzalez en 1982.
Ha llegado una etapa difícil de comprender. Por un lado, nos quejamos de las políticas de derechas del PSOE, y sin embargo castigamos al PSOE votando al PP, que lógicamente hará políticas más de derechas.
Menos comprensión me produce ver como IU, amparándose en argumentos poco sólidos y válidos según el sitio, promueve gobiernos del PP.
Esta está siendo una de las etapas en la que los socialistas de sentimiento volveremos a sentir la tristeza de las derrrotas, y la de nuestro pueblo ha sido la primera.
Pero a lo largo de todo este tiempo ha habido una serie de personajes, camaleónicos, y que conocemos en los pueblos, que han ido mudando el color de naranja a rojo y azul más en función de sus interes personales que de sentimientos ideológicos.
Que necesitaban colocarse o colocar a la mujer y el color era el rojo, él era el más rojo de todos.
Que los rojos no le favorecen y ahora creen que es el verde el que lo va a favorecer, al verde que se reconvierten sin el más mínimo pudor.
Nunca están dando la cara. Nunca ariesgan nada. Solo esperan recibir.
Es el primer lastre que se suelta y es lo que permite que de nuevo se levante el vuelo, más ligero.
A los que ya han soltado lastre o están a punto de hacerlo, gracias por lo servicios prestados. A los que los vais a acoger en vuestros brazos, alimentarlos y engordalo o se os irán. Bueno, creo que se os irán de todas formas.
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