viernes, 22 de octubre de 2010
Sindicatos y futuro II
Se ha globalizado el mundo, pero solo lo han hecho los mercados. Las empresas europeas se han trasladado a paises donde la mano de obra es más barata.
Los "mercados" han hecho su agosto liberalizando el comercio de mercancias. Los consumidores, que queremos consumir más y gastar menos nos hemos volcado con esta política de "mejores precios". Se ha producido el otro efecto llamada, el que tiene sentido inverso, el incremento de ganancias hace que más empresas se trasladen a paises menos desarrollados.
Para conseguir mantener el nivel de calidad, y por lo tanto los precios finales, las empresas envían a técnicos que controlan la calidad del producto. Ños estados, con la excusa de proteger a los consumidores, establecen controles de calidad sobre los productos para que cumplan los estandares occidentales. Todo muy limpio. Todo muy liberal. A ninguna empresa, a ningún pais y a ningún organismo internacional se le ha ocurrido controlar el nivel de calidad de los trabajadores que producen esas mercancías. Horarios de trabajo, edad de los trabajadores, asistencia sanitaria, vacaciones anuales, descansos diarios y semanales, cobertura en caso de desempleo y jubilación... Y ya no digamos que opinarían "los mercados" de la posibilidad de que se legislara en el sentido de impedir la entrada en europa de productos elaborados por empresas que no cumplan con los estandares europeos de protección social y derechos laborales.
Los "mercados" pretenden la equiparación de la productividad no elevando la situación de los trabajadores de esos nuevos paises productores, sino rebajando la de los europeos.
La crisis, tal vez intencionada, está acelerando de forma vertiginosa la reconversión de la sociedad europea y nuestro estado de bienestar en una sociedad más parecida a la de los paises en los que ya han impuesto su detestable sistema productivo.
Las medidas impuestas por el "mercado" están desgastando socialmente a los gobiernos. En España a un gobierno socialista que, en muchos casos, toma decisiones en las que no creee y a regañadientes.
Por lógica, este desgaste favorece las perspectivas de los partidos en la oposición. En el caso de España de la derecha que, lógicamente, si cree en esas medidas.
Al "mercado" y a los políticos liberales, para poder llevar su plan a los últimos extremos, les interesa crear la imagen de que los sindicatos son actores pagados por el estado, asociación de trabajadores que solo pretenden un cargo para no trabajar y liberarse, y que por lo tanto hay que reducir en número.
Los sindicatos son entidades que forman parte, y fundamental, del derecho a asociarse de los españoles. Igual de precisos que los partidos políticos, y con el derecho a ser reconocidos como interlocutores válidos de los trabajadores ante los demás organismos que forman parte de un sistema democrático.
La creación de fisuras entre la sociedad y los sindicatos creará otra brecha por la que entrará el nuevo sistema liberal.
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