
una doctrina escrita que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
La doctrina creció. Y tuvo que meterla en un arca de cedro, en un arca como la del Viejo Testamento.
Y el arca creció. Y tuvo que llevarla a una casa muy grande.
Entonces nació el templo.
Y el templo creció. Y se comió el arca de cedro,
al hombre y a la doctrina escrita que guardaba
en el bolsillo interno del chaleco.
Luego vino otro hombre que dijo: El que tenga una doctrina que se la coma, antes de que se la coma el templo;
que la vierta, que la disuelva en su sangre,
que la haga carne de su cuerpo...
y que su cuerpo sea
bolsillo,
arca y templo.
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