Lobos disfrazados de corderos

Hay un refrán que dice "hechos son amores y no buenas intenciones".

A la derecha actual, radicalizada por su afán de quererse comer a la extrema derecha, se la nota incomoda y reacia a decir lo que realmente piensa y a desmentir o negar aquello que sus nuevos socios le imponen.

Cuando sus socios dicen que "la violencia machista no existe" salen corriendo a decir que si existe y que la van a combatir con todas sus fuerzas. Intenciones que les desmiente el hecho de haber firmado un pacto en el que estas políticas las llevará el partido que no cree en ellas. Partido que además forzará en los presupuestos los recortes necesarios para implantar su ideología.

Pero esa incomodidad a la que hacia referencia lo es solo a decir la verdad. Un partido cuyo referente ideológico es una indigente moral no se siente incomodo con ese tipo de políticas. Decir la verdad les quitaría esa pátina de moderados que quieren aparentar y por lo tanto, perder ese voto mas centrado que podría escandalizarse si supiera que volverían a dejar morir ancianos en residencias en caso de pandemia, volver a dejar a cero las partidas presupuestarias destinadas a dar cristiana sepultura a los miles de españoles enterrados en fosas comunes, a volver a los presupuesto en que se quitaban servicios para poder pagar a los bancos sus errores. En definitiva, a volver a la España del dinero antes que las personas porque para ellos, España es el terreno marcado entre las fronteras, uno grande y libre e insacrificable. Las personas si.